En el circulo de fuego.

Un día como hoy, hace un año, comencé a escribir lo que comenzó siendo un proyecto personal, una disgregación simple e intima sobre mi misma. El fenix nació como una forma de recrear mi evolución personal a través de las palabras, de mi manera de apreciar la silueta de las frases y la voz de mi conciencia. Intentaba comprender una étapa de mi vida especialmente dura, o quizá, dejarme llevar por este pequeño monologo para encontrar una respuesta a la incertidumbre y angustia que me atenazaba. Ha transcurrido un ciclo completo ( el ouroboros crea un circulo de fuego y el tiempo pierde su significado ) y me encuentro aqui, abrumada por la sensación de sorpresa y maravilla que me hace sentir que comienzo un nuevo norte, que el reflejo de mi propia necesidad de creación se expresa con toda su fuerza en este pequeño espacio, dandole sentido, forma y peso a lo que considero mi manera de ver el mundo.

Mi voz en el viento.

Durante trescientos años, una chica con mis capacidades hubiese muerto quemada, o tal vez, apedreada por una turna enloquecida y temerosa, que luego desmembraría su cuerpo y lo arrojaría a los bosques, para que los animales salvajes los devorasen. Actualmente, mis amigos y parientes me consideran un espiritu brillante, liberal, en ocasiones irritante. Mi rostro bajo el tiempo es el de una mujer joven en busqueda de su identidad y la paz.

Sin embargo, tengo el mismo nombre que hubiese tenido en el pasado. Soy una bruja. Y escribiendo este pequeño anecdotario, he intentado plasmar lo mejor que he podido, que significa para mi la profunda herencia cultural que ese nombre conyeva para mi. No encontré otra manera más idónea que a través de mi experiencias personales para hablar sobre esta senda privada, sobre este camino que nunca termina que recorrerse y que me conduce directamente al núcleo de todas mis ideas y convicciones.

En ocasiones, despierto con una extraña sensación de inevitabilidad. Un poco harta tal vez de seguir sintiendo el Quijote de la mancha de mis ideales, luchando en medio de un juego de espejo para darle un sentido y un lugar a mis creencias. Suspiro, hundo la cabeza levemente en la almohada. El sonido del sol es extraño. Un zumbido dinámico, efervescente, que se cuela lentamente por los resquicios de la oscuridad de las noches. Desdibujada, la luz recién nacida se abre paso entre las cosas que han perdido sus formas y las trae a la vida, las crea con dedos hábiles, hasta darles un aspecto muy semejante al que tuvieron el día anterior.

Un simple deseo. Me cuestiono, el inevitable dilema. ¿quién soy realmente?. No podría decirlo. En ocasiones, solo soy yo, la mujer de veinti y tantos años cumplidos, debatiéndome en las pequeñas contradicciones del mundo, confundida, inquieta, lleno de anhelos. No obstante, también soy la mujer que lleva una antigua Tradición entre las manos, que confia y construye su vida sobre principios profundamente personales e intimos. En mí, vive una fuerza que la mayoría de las veces no comprendo, que me convierte en una criatura a la que temo y a la vez, necesito desesperadamente. Soy una creación anecdótica de mi propio pensamiento, más allá del deseo instintivo de encontrar mi lugar en el mundo, en mi tiempo y mi creación personal.

¿Es posible soportar tal paradoja?. No lo sé. Deseo creer que sí. Muchos miembros de mi familia, mucho antes que yo lo han logrado. Pero…en ocasiones siento que es insoportable la sensación de aislamiento, la inevitable tristeza, desconcierto, y finalmente ebria en una furiosa sensación de simplemente encontrarme en medio de una beatífica soledad sin más rostro que el mio. Me abruma la sensación de mirar a mi alrededor y sentir que debo luchar cada día por mis creencias, por mi convicción, por el mero hecho de satisfacer mi compleja necesidad de creación. Soy quién soy, pero en mi país, en mi voz, en este presente que aprecio y degusto cada día, la evidencia critica y punzante de mi propia inconformidad puede resultar dolorosa.

Me tiendo de espaldas en mi cama, saboreando las primeras luces del amanecer. El tiempo ha hecho su trabajo. Solo son en apariencia idénticas a lo que eran, pero el tiempo con su pincel las ha modelado distintas. Una pequeña brizna de polvo opacando el color, las líneas haciéndose más desdibujadas, perdiendo un fragmento de tiempo cada vez. Pienso que quizás el mundo se compone de este tiempo que devora y sus resultados. Cadenillas fuertemente soldadas entre sí, que se extienden infinitas a través de todos los lugares, de todos los rostros y hechos. Sí, el sabor del aire es temporal. Existe en tiempo en la medida en que lo podemos saborear.

Sonrio. Tal vez, con el correr del tiempo consiga alguna paz, una lejana sensación de control que me brinde un precario equilibrio mental y moral. Sin embargo, ahora mi personal medida de locura, me es suficiente. Soy la bruja y la mujer, la ciudadana del mundo, la forma atemporal de mis deseos y convicciones. La vida y el tiempo se crean asi mismos cada día en que decido que vale la pena enfrentarme a mis temores, al rostro de una verdad que se me impone absoluta. Esta determinación, esta euforia enajenada y sin forma, se convierte en un sentimiento más preciado e importante que cualquier otro.

Tal vez, es inevitable. ¿Alguna vez alguien ha sido capaz de romper el compromiso sutil y secreto que guarda con la irresistible necesidad de rebeldía?

Un año completo en la compresión de mi nombre, en el recorrido inevitable hacia las vetas minerales más profundas de mi espiritu.

Asi sea.

Dedico esta entrada a todos aquellos quienes han hecho posible, con su apoyo, cariño, criticas e ideas este sueño, que comenzó siendo la sombra de un pensamiento para convertirse en un lugar idóneo por mis palabras. Para todos ellos, mi más profundo cariño y respeto.

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